Hablar de duelo no es fácil. No hay una receta mágica, ni un “paso a paso” que funcione igual para todos. Cuando perdemos a alguien o algo importante (una persona, una relación, un trabajo, una etapa), algo dentro de nosotros cambia. Y lo más importante que tenemos que recordar es esto: el duelo es personal y único.
¿Qué es el duelo, realmente?
El duelo no es solo tristeza. A veces es enojo, a veces es confusión. Puede venir en forma de insomnio, de risas que duelen, o de silencios que pesan. No es lineal. Un día estás bien y al otro todo te cae encima. Y está bien.
Muchos piensan que “deberían” sentirse de cierta manera, o que hay una cantidad “correcta” de tiempo para estar mal. Pero eso no existe. No hay reloj ni calendario emocional. El duelo no tiene fecha de vencimiento.
¿Por qué es tan importante gestionarlo?
Porque ignorarlo o reprimirlo no hace que desaparezca. Solo lo entierra más profundo… y ahí, sin darnos cuenta, empieza a colarse en todo: en nuestras relaciones, en nuestro cuerpo, en nuestra salud mental.
Gestionar el duelo no es “superarlo” como quien pasa de nivel en un videojuego. Es aprender a convivir con la ausencia, con la transformación, con la nueva versión de uno mismo que nace después de la pérdida. Es darnos permiso de sentir, de llorar, de hablar, de no hablar, de buscar ayuda si la necesitamos.
Cada duelo es un universo
Hay quienes necesitan hablar sin parar, y quienes se guardan todo por dentro. Hay quienes escriben, otros hacen ejercicio, algunos meditan o simplemente se dejan estar. Todo eso es válido. No hay un camino más correcto que otro, solo el que te hace bien a ti.
Y ojo, tampoco compares tu duelo con el de los demás. Lo que para ti fue un terremoto, para otro puede parecer una brisa... y viceversa. Lo importante es no minimizar lo que sentimos. Si te duele, importa.
Acompañar también es un arte
Si no eres tú quien está en duelo pero conoces a alguien que lo está pasando, recuerda: no trates de “arreglar” nada. A veces, solo estar, escuchar sin juzgar y no presionar, vale más que cualquier palabra bonita.
Un “no sé qué decir, pero aquí estoy” es más poderoso de lo que crees.
En resumen…
El duelo es parte de vivir. No es una señal de debilidad, sino de amor. Porque solo duele lo que fue importante. Así que date tiempo, sé amable contigo, y si necesitas ayuda, no dudes en pedirla.
Cada quien tiene su proceso, su historia y su ritmo. Y eso está perfecto..
©Derechos de autor. Todos los derechos reservados.
Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones
Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.